Baules, arcas y arcones han recorrido un largo camino a lo largo de la historia. Más allá de su función original para la que fueron creados, actualmente coleccionistas, aficionados a las antigüedades y apasionados de la decoración les han hallado un nuevo valor, más acorde con su admirable elaboración y detalle.
Arcas, arcones y baules no sólo aportan un nuevo valor a una colección, si no que se trata de muebles prácticos, versátiles y decorativos. Útiles tanto para guardar ropa u objetos diversos, como mesa de noche o de living, o en el hall o al pie de la cama. Las posibilidades de decoración de arcas y arcones son diversas.
Arcas y arcones a lo largo de la historia
Los primeros en incluir baules en su mobiliario fueron los egipcios. De hecho, se han descubierto arcas y cofres de madera con pies elevados en tumbas egipcias como la de Amenhotep III del siglo XV a. C. adornados con incrustaciones y pinturas. Para griegos y romanos, el arca tenía forma cuadrangular y pies cortos, reforzada con placas de hierro y bronce. Los romanos le añadieron además cerradura y llave de materiales como bronce o hierro.
En la Edad Media se cubrían ya con piel o telas pintadas y se reforzaban con herrajes o se adornaban con guarniciones metálicas. En el siglo XIV aparecen las arcas adornadas con relieves, con guadameciles repujados o con incustraciones. Y, durante el Renacimiento, se populariza la forma de urna enter cofres y arcas con líneas curvas y decoraciones platerescas.
Es precisamente a partir del siglo XVI cuando se generalizan las arcas de novia o cofres nupciales donde las novias guardaban su ajuar. Arcas y baules fabricados habitualmenet en roble o nogal tallado que más tarde evolucionarían en las cómodas modernas.
Baules y arcones en Antigüedades San Francisco
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