El vidrio catalán es una de las principales modalidades en artes decorativas de Cataluña. Existiendo constancia de la existencia de vidrieras en el territorio desde la época romana, su mayor auge de produjo a finales de la Edad Media. Esta pequeña revolución artística comenzó durante el siglo XIV con la imitación de los vidrios que llegaban del Próximo Oriente al puerto de Barcelona y continuó durante el siglo XVI con la influencia del vidrio veneciano.

Hasta el siglo XVII, el vidrio catalán fue un bien muy preciado por la nobleza española y muy elogiado por toda Europa. Después sufrió un declive de calidad que se recuperó a partir del siglo XIX.

 

En cuanto a los objetos producidos, exceptuando algunas realizaciones más suntuosas, la mayor parte de la producción consistía en un vidrio incoloro dedicado a piezas sencillas y prácticas. Las principales tipologías eran:

  • Almorratxa: Recipiente con cuerpo troncocónico en en forma de pera que se usaba para rociar perfume en bodas y otras celebraciones.
  • Càntir: Recipiente para agua o vino formado por un cuerpo esférico sobre un pie, con un asa en su parte superior, una boa y un pitorro.
  • Porró: Heredero de las aceiteras, recipiente para agua o vino, de cuerpo ancho y con dos aberturas superiores, una oblicua y de cuello estrecho que sirve de asa y otra en forma de pitorro por donde se aboca el líquido.
  • Setrill: Recipiente para aceite o vinagre con diversas formas.

Vidrio catalán en Antigüedades San Francisco

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